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Por la Dra. Mónica Katz.

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Comer en automático

El medio ambiente es el contexto en el cual actuamos y reaccionamos. Y comer es un comportamiento casi automático sobre el cual, aunque suene increíble, el medio posee más control que nosotros mismos. Constantemente estamos percibiendo señales del medio que nos rodea, y ocurre que algunas de nuestras percepciones ocupan nuestra mente sin tener conciencia de ello. Aun así respondemos porque estamos inevitablemente influenciados por aquello que sucede a nuestro alrededor.

Dentro del medio ambiente son muchos los factores que determinan qué alimentos se comen y cuáles no. Los más importantes son: el tamaño de la porción, la visibilidad, la sapiencia (o importancia de la comida) y la facilidad para obtener el alimento. Lo preocupante es que, a pesar de que estas variables juegan un rol importantísimo a la hora de diseñar nuestra dieta de cada día, muchos no somos conscientes de estas influencias de las que somos objeto. Cuando vamos al supermercado, creemos que nosotros estamos eligiendo qué vamos a comprar, pero en realidad la elección ya la hicieron otros previamente. La industria, por ejemplo, al decidir qué va a producir para luego ofrecernos.
Estamos hablando de una mirada diferente acerca del acto de comer: se trataría de una conducta automática básicamente determinada por el medio más que por nuestros propios registros corporales o necesidades biológicas.

Cuando vamos al supermercado, creemos que nosotros estamos eligiendo qué vamos a comprar, pero en realidad la elección ya la hicieron otros previamente.

En realidad, se trata de un cambio en el dogma: desde un individuo controlador absoluto de su acto alimentario a un modelo en el que ni siquiera es consciente de la influencia que el medio opera en él. Con esto no estamos afirmando que las personas no puedan tomar decisiones sobre su ingesta o controlarla. Lo que esta concepción muestra es que se debería trabajar de manera diferente sobre la estrategia de prevención en materia de nutrición: las acciones deberían apuntarse menos hacia la educación nutricional que, como método predominante durante el siglo XX, ha fracasado, y más en la re-ingeniería del medio ambiente alimentario. La pandemia de obesidad y diabetes tipo 2 no pueden continuar interpretándose solamente como el fracaso del individuo. Se trata de un fracaso de la sociedad toda: gobiernos, universidades y mercados. Por eso, la obesidad es un problema de todos.

*Fragmento adaptado del libro Comer (editorial El Zorzal).